Es un importante microorganismo patógeno del ganado porcino en todo el mundo. Las cepas pueden diferir en sus características virulentas inherentes y en la expresión clínica de la enfermedad que provocan, que también está influida por factores del hospedador, como la inmunidad adquirida, el estrés y las enfermedades concomitantes, y por factores de manejo, como la densidad de población, la calidad del aire y las prácticas de bioseguridad. La infección por M. hyopneumoniae provoca una pérdida de la motilidad de los cilios y de la integridad de las vías bronquiales, lo que reduce las defensas naturales de las vías respiratorias superiores y las hace más vulnerables a infecciones secundarias. Este microorganismo es un componente etiológico fundamental de dos síndromes patológicos de gran importancia que afectan a la industria porcina: la neumonía enzoótica y el complejo respiratorio porcino (CRP).
La neumonía enzoótica es una enfermedad crónica muy extendida caracterizada por tos, retraso del crecimiento y reducción del índice de conversión. La infección por M. hyopneumoniae debilita las defensas naturales de las vías respiratorias y permite infecciones secundarias por bacterias como Pasteurella multocida, Haemophilus parasuis, Actinobacillus pleuropneumoniae, Streptococcus suis y Bordetella bronchiseptica, lo que precipita los cuadros clínicos y subclínicos.
El complejo respiratorio porcino (CRP) es una manifestación más grave de esta enfermedad, que en los últimos años ha sido cada vez más frecuente tras una infección concurrente con el circovirus porcino del tipo 2 (CVP2), el virus del síndrome respiratorio y reproductor porcino (SRRPV) y/o el virus de la gripe porcina (VGP). La gravedad clínica es mayor que la observada en la neumonía enzoótica, y puede provocar una mortalidad significativa.
El impacto de la infección por M. hyopneumoniae puede ser grave, tanto en términos económicos como de bienestar animal. Una vez establecida, la infección por M. hyopneumoniae puede permanecer durante períodos prolongados en las explotaciones afectadas, a pesar de los programas de vacunación.
La tos crónica no productiva es el signo clínico observado con mayor frecuencia; aparece aproximadamente dos semanas después de la infección experimental, aunque en condiciones de campo este período puede variar mucho. En la fotografía inferior se observan las lesiones macroscópicas.
Las lesiones típicas de la neumonía enzoótica son zonas de consolidación pulmonar de color de púrpura a gris, que aparecen de forma bilateral en las regiones apical, cardíaca, intermedia y anterior de los lóbulos diafragmáticos, aunque existen otras infecciones, como la del VGP, que pueden generar la misma imagen macroscópica.
Cuando las lesiones se curan quedan cicatrices interlobulares, proceso que puede durar unos tres meses tras una infección pura por M. hyopneumoniae.
Los signos clínicos y las lesiones permiten realizar un diagnóstico probable, pero se necesitan pruebas de laboratorio para llegar a un diagnóstico definitivo.
Presencia de M. hyopneumoniae
La prueba definitiva es el aislamiento del microorganismo, pero se trata de una prueba compleja, inadecuada para un diagnóstico de rutina. Actualmente la prueba de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) realizada a partir del líquido obtenido por lavado broncoalveolar es la herramienta más sensible para el diagnóstico, aunque la PCR hecha a partir de muestras nasales obtenidas con hisopos puede dar una buena indicación de la exposición de los animales de la explotación en las diferentes fases de producción, y se puede utilizar para diseñar estrategias de control.
Exposición de la granja a M. hyopneumoniae
La serología es útil en las granjas que no vacunan a nivel de granja, pero se debe interpretar con precaución en las granjas en las que se vacuna, teniendo en cuenta los programas de vacunación en vigor y el cuadro clínico. La seroconversión tras la infección es variable, dependiendo de las características de la cepa y de las vacunas administradas previamente.
La vacunación provocará una seroconversión variable en toda la granja, y la vacunación de las cerdas hará que los lechones tengan anticuerpos.
Normalmente las lesiones pulmonares características de la neumonía enzoótica observadas en el momento del sacrificio se utilizan como indicadores de la infección, pero no son patognomónicas y puede que al principio de la infección aún no hayan aparecido, por lo que su presencia o ausencia se debe interpretar junto con otras pruebas diagnósticas.
La mejor forma de controlar la infección por M. hyopneumoniae consiste en una combinación de optimización del manejo, mejora de la inmunidad de la granja y reducción de la carga patógena (prevención).
Hasta la fecha no se ha conseguido erradicar nunca la infección solamente a base de vacunas; los esquemas de erradicación han demostrado ser caros y con probabilidades de reinfección.
Optimización del manejo
Sistema todo dentro-todo fuera (TDTF) para romper el ciclo de transmisión entre los distintos grupos de edad (la mezcla y selección de los cerdos los estresa y aumenta la transmisión de la enfermedad); bioseguridad (incluida la cuarentena del ganado nuevo) para reducir el riesgo de infección procedente de fuentes externas (la infección se puede transmitir por el aire hasta 5 km de distancia); densidad de población idónea de la granja, y mejora de la calidad del aire para reducir el estrés del cerdo y de sus vías respiratorias.
Mejora de la inmunidad de la granja
La vacunación es el principal método para mejorar la inmunidad de la granja; su eficacia será máxima si se consigue antes de que los animales se expongan al microorganismo, pero no es eficaz para erradicar una infección por M. hyopneumoniae. Los animales de reemplazo deben proceder de explotaciones con un nivel sanitario similar o mayor y se les debe aplicar una cuarentena.
Reducción de la carga patógena
El perfil de la enfermedad de una granja permitirá identificar el ciclo patógeno y los microorganismos circulantes. Basándose en este perfil, una combinación de vacunas y tratamiento antibiótico de aplicación estratégica puede reducir la carga de microorganismos patógenos en las fases fundamentales del ciclo de producción, cuando mayor es el riesgo de sufrir una enfermedad relacionada con M. hyopneumoniae.
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